CONSULTORIA DE DESARROLLO

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LA CRITICA SOCIAL COMO MADRE DEL PROYECTO

Antes de presentar el proyecto debemos explicar cómo llegamos a él. La matriz teórico-proyectiva de este emprendimiento no proviene de un aspecto parcial de la vida, sea el perfil arquitectónico de las viviendas, el uso inteligente de recursos naturales, la residencia apartada de la población, el trabajo cooperativo para vivienda o producción, un entorno natural y libre de smog, como lo son muchos proyectos que tocan una o dos de las cuestiones mencionadas y dejan el resto de la vida social a la suerte de las tendencias socio económicas y culturales del capitalismo. Fue pues a partir de la crítica e integral de la vida actual mediante análisis que combinan Historia, Sociología, Economía Política, Cultura y Psicología, que se pensó esta urbanización sustentable de vanguardia como proyecto integral de vida cooperativa. Tras décadas de destrucción de vínculos sociales, llegamos a un modo de vida dictado por los criterios de “un celular por persona” y de comunicación “minuto a minuto”, por lo cual sabemos que el proyecto enfrentará no poca resistencia.

EL ORIGEN DE LOS PROBLEMAS ENERGETICOS Y ECOLOGICOS NO ES TECNOLOGICO SINO SOCIAL

Fácilmente admitimos que “si cada chino tuviera un auto el planeta no aguantaría”, así y todo “todos queremos un auto” total “si no lo compro yo, lo compra otro”. EEUU, con el 5% de la población mundial, consume un 40% de la energía eléctrica y es una de las sociedades más individualistas del mundo. Japón es similar en cuanto a la relación entre su consumo y población y a su grado de aún más salvaje individualismo; célebre por tener autores escribiendo acerca de las mejores maneras de suicidarse, niños con problemas cardiovasculares a los 8 años y adultos “de la cabeza” que llegan a vivir hasta 5 años solos sin comunicarse físicamente con nadie ni salir de un edificio. Estos casos, si bien extremos, son modelos que marcan tendencias. El planeta no podría resistir ni un día si el modo de vida fuera similar al de EE.UU. o Japón. Sin embargo, en su concepción y realidad, hacia allí parece apuntar la vida en las grandes ciudades, con sus niños aislados adictos a celulares, computadoras o TV, cada vez más ansiosos, hiperestimulados, y acelerados.

El individualismo. El “individualismo” no es tanto una ”actitud” egoísta de una deliberada falta de ética ( ensuciar la calle, romper, estafar, aprovecharse, comunicarse sólo por necesidad, etc ), sino más bien la forma objetiva que tiene la sociedad capitalista para organizarse, producir y abastecerse: familias viviendo aisladas de sus vecinos, sin vínculos cooperativos, organización o planificación mancomunada de ningún tipo, a lo sumo saludándose al pasar o prestándose una cebolla para cocinar.

Ahora bien, si por un momento pensamos ( incluso lo dicen las “encuestas”) en nuestros momentos de mayor felicidad, notamos que son aquellos vividos en grupos, con otros seres humanos compartiendo reuniones, sin gastar en telefonía, mirar TV o comprar objetos –salir un sábado, festejar…no lo hacemos “solos” Sin embargo, el capitalismo ha vuelto cada vez más individualista la sociedad y le ha expropiado el tiempo a las personas, en los trabajos (donde no se quiere que se formen amistades pero sí que se “trabaje en equipo”), en el transporte, y finalmente en el tiempo de descanso volviéndolo un momento productivo, de consumo vinculado al gasto de energía eléctrica en aparatos. Incluso los vínculos se han empobrecido tanto –sobre todo en adolescentes y niños- que aún estando en grupos están todo el tiempo conectados a un celular, computadora, cámara de fotos u otro aparato, sin mirar mucho al que tienen en frente. Y es que el capitalismo necesita a las personas aisladas para consumir, y para ello ofrece alternativas y productos para encerrarse en uno mismo, y jamás para apagar los aparatos y mirarse a la cara.

Así, un sistema con gente aislada, consumiendo y manipulando aparatos, mandándose “mensajitos” para gastar crédito o sacando fotos compulsivamente sin sentido, es lógicamente un modo de vida que conduce al despilfarro y al agotamiento de recursos.

PROGRESO CONSTRUCTIVO, PROGRESO DESTRUCTIVO y CALIDAD DE VIDA

En general se habla del “Progreso” en un sentido unívoco como “prosperidad”. Sin embargo, el término en sí refiere a “progresión”, esto es al avance, evolución o desarrollo de procesos, que pueden tener consecuencias positivas o negativas. De hecho, cuando pensamos “¿ A dónde iremos a parar ?” aludimos a un progreso destructivo, que avanza la marcha del deterioro. Y el capitalismo tiene una naturaleza dual, pues por una parte desarrolló la ciencia y la tecnología y la fue poniendo en cada vez más manos, lo cual ha sido positivo, pero al mismo tiempo ha causado progresos negativos o destructivos en dos aspectos cruciales: el equilibrio ecológico y los vínculos humanos.

Nos detendremos a analizar el concepto de “calidad de vida” desde un punto de vista esencial, de cómo nos relacionamos con las personas, más que con el dinero o los objetos. El concepto se asocia en general al “confort tecnológico” y luego al “contexto ambiental”; y así por ejemplo en Uruguay y Suecia habría mejor calidad de vida por su más cuidado medio ambiente, con playas y bosques en zonas urbanas respectivamente.

Sin embargo, si hay algo por excelencia que determina la calidad de vida es la calidad de los vínculos humanos. ¿ Y cómo la medimos? No hay una ciencia exacta, pero se pueden contrastar elementos de modos más plenos y más empobrecidos de vivir. Veamos cómo se involucionó en este aspecto, considerando las tendencias generales de la población urbana hace unos 40 o 50 años y como ha comenzado a ser en los últimos 20 años:

VINCULOS HUMANOS MAS PLENOS

VINCULOS MAS EMPOBRECIDOS

-Contacto directo, presencial y corporal

-Sinceridad emocional y confianza, facilidad para pedir ayuda y ayudar a los demás.

-Experiencias de cooperación y sentimiento de pertenencia a una comunidad, asociación, club.

-Hábitos de comprensión, mediante prácticas más frecuentes de debates, discusiones y argumentaciones, incluso en comidas familiares y/o con amigos.

-Reflexión sobre la argumentación de las afirmaciones propias y del otro con capacidad para tomar nuevas verdades como válidas

-Mesura emocional en situaciones de diferencias, adversidad o agravios

-Compromiso sostenido en el tiempo para encuentros y reuniones, valor de la palabra

-Mediaciones por telecomunicaciones

-Gran desconfianza. El “no molestar”…así a uno “no lo molesten” con problemas de otros

-Trabajo individual aislado centrado en lo económico con aspiraciones de éxito personal

-Incapacidad para dialogar y reconocer errores, con enojos bruscos y ruptura de relaciones. “De política y religión”, mejor no hablar... evitar la confrontación y guardarse todo siempre.

-Indiferencia y aceptación de todo como válido sin capacidad de modificar ideas previas, anulándose el proceso de diálogo constructivo

-Reacciones desmedidas ante pequeñeces con aumento de la violencia verbal y física

-Falta de compromiso, cancelaciones de último momento y dependencia de teléfono celular

El mero sentido común reconoce que se empeoró la calidad de vida, cuando decimos “antes eso no pasaba, antes eso no era así, antes uno podía…”, aludiendo a diversas cuestiones que refieren al empobrecimiento de las relaciones humanas. Si nos tomamos sólo dos minutos ( pareciera mucho ) para considerar lo comparado en la tabla y reflexionar sobre ello, tal vez nos preguntemos ¿ Y como explico esto que pasó ? Hay causas estructurales que también “ya se saben”: reducción de poder de compra del salario y necesidad de trabajar los dos adultos de la familia, aumento de pobreza y violencia urbana, aumento de horas trabajadas ( incluyendo transporte), entre otras . Ahora bien, lo que aumentó con gran fuerza, de forma más desapercibida y subterránea, fue la lógica de competencia en el capitalismo –atención al cliente, “imagen” de venta, innovación tecnológica y aceleración de la producción y circulación de bienes y servicios, competencia entre trabajadores para no perder su trabajo, entre otros. De este modo, la población trabajadora, de clase media baja para arriba, sufre el peso de una sociedad que incentiva lazos mucho más competitivos entre hombres y mujeres, en la que los vínculos más amigables, sostenidos y comunitarios se deterioraron por serle inútiles al sistema –las empresas “modernas” alientan el “trabajo en equipo” y ven con malos ojos que se formen amistades entre los empleados. Vivimos pues en un mundo capitalista individualista que se presenta como el abanderado de la “libertad” pero no potencia la individualidad autónoma, crítica, independiente, solidaria y creativa, sino todo lo contrario. Y no existe ninguna “esencia del ser humano”, que si se vuelve egoísta, ambicioso y antisocial es por una sociedad que lo condiciona y lo empuja a ser así. En suma, este individualismo “digital” del siglo XXI nos hizo mucho más primitivos e infantiles en nuestro modo de vincularnos...y por eso perdimos calidad de vida.

Un ejemplo paradigmático de vínculo empobrecido: la delincuencia. Como vimos, en las grandes ciudades se avanzó en el deterioro de los vínculos humanos, y surgió una delincuencia violenta que directamente niega la humanidad del otro en robos o asesinatos pavorosos de gran crueldad, visto para muchos como EL problema de la vida urbana. Los medios de comunicación presentan el fenómeno de forma hollywoodense de “lucha entre el bien y el mal”, con “criminales libres en la calle versus ciudadanos honestos encerrados en sus casas” –lo cual es bien recibido porque la población consume acrítica y masivamente formas estadounidenses de encarar la realidad, con esquemas simplistas de violencia y armas en sus videojuegos y películas. Ahora bien, ¿ y si vemos lo que sucede en la población “común” y “sana” de la sociedad según la columna derecha de la tabla previa ?, ¿ No está lo suficientemente enferma la sociedad y negada la humanidad del otro como para creer que dicha violencia delictiva surge “de la nada” o que representa un “opuesto total” a lo “normal” y lo “bueno”? ¿ No será tan sólo un paso más en el avance destructivo de deshumanización ? Si nos animamos a pensar así, luego del primer shock de conciencia, seguramente estaremos en mejor posición para tal vez comenzar a sentir y soñar con la necesidad de construir una vida distinta, con cada vez más calidad humana en los vínculos.

EL MITO DE UNA NUEVA OLA DE PROGRESO

Conforme el capitalismo se fortaleció tras la caída de los sistemas socialistas, las ideas relativas a lo comunitario ( lo público, lo estatal, lo planificado, lo cooperativo, etc) perdieron peso en la mente de la población, a la que para bien o para mal no le quedó otra opción que acoplarse al “progreso digital” como apuesta a un único futuro posible. Sin embargo, tras dos décadas de constante y progresivo individualismo, comenzó a sentirse el vacío emocional de un mundo sin solidaridad ni esperanzas de soluciones “para todos”, que pudiera hacer sentir a las personas parte de un proyecto común en el que reposar más tranquilamente la individualidad.

Así, en la década del 2000, en varios países de Sudamérica, nuevos gobiernos de tipo progresista, aprovechando los precios ventajosos de las “commodities” , desarrollaron políticas sociales que trajeron aparejadas un aumento de la esperanza, de creencia en la prosperidad, y en el caso de Argentina significó la renovación de un mito de “vuelta atrás”, es decir que el país volviera a ser “el de antes”, con abundancia para todos.

Pero eso no es posible, debido a que en los últimos 40 años, dos cambios históricos del capitalismo ( como procesos inherentes al sistema ) desestimularon en América Latina aquellos procesos de formación de “polos” de desarrollo:

-La concentración más veloz de la propiedad de la tierra en grandes extensiones , y la feroz competencia de la gran agricultura, hacen desaparecer a pueblos de “granjeros” o “chacareros”, y la agricultura comercial de pequeña escala, que termina endeudándose y empobreciéndose, quebrando o transformándose en agricultura de subsistencia.

-La desindustrialización y/o el gran salto de productividad industrial que requieren menos mano de obra para producir, lo que se suma a una lógica de globalización y volatilidad del capital según la cual muchas industrias “enclave” no se abastecen de insumos en el medio local y producen un reducido “efecto derrame”, tanto para fomentar una diversificación productiva como para crear industrias subsidiarias y demandar mano de obra.

En cuando a los nuevos “booms” urbanos que en Argentina se debieron a la “fuga” del AMBA ( Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Conurbano, con unos 12 millones de habitantes), se expresaron de dos formas:

- Construcción de barrios cerrados o “countries”. En estos “suburbios fortificados” vive una minoría adinerada que no rompe con la gran ciudad en términos laborales ni culturales.

- Crecimiento y construcción de “ciudades-turisticas-rentísticas” en el interior (Córdoba, San Luis, la Patagonia) por pobladores de Buenos Aires que compraron tierras y montaron emprendimientos turísticos dependientes del gasto de ocio de la gran ciudad.

En cualquiera de sus dos formas, estos “nuevos booms” no representan realmente nuevas formas de vida.

Los límites de las tendencias del capitalismo. Además debemos tener en cuenta más bien las tendencias globales del capitalismo, para así ser conscientes de los límites que pone el capitalismo a la acción transformadora. Estas tendencias del capital son:

-Globalización del capital y mayor volatilidad de los flujos económicos. Esta tendencia hace más difícil pensar en “modelos” de “crecimiento equilibrado con progreso y bienestar” de aquí a 30 o 40 años como podría serlo al fin de la segunda posguerra. Eso hace que el sistema acorrale a los gobiernos en el cortoplacismo.

-Desarrollo de las fuerzas productivas y menor generación de empleo en la producción agro-ganadera e industrial, lo mismo en el sector terciario debido a la informatización.

-Reducción global de la tasa de ganancia empresarial, y necesidad de cada vez mayor inversión ( en cada vez mayor proporción de maquinaria e insumos que de mano de obra) para obtener menos ganancia, en una comparación con la ganancia que obtenía cada capitalista por cada dólar invertido hace 30 o 40 años.

Así, en el plano de la política económica, los países latinoamericanos, más allá de la orientación política de los gobiernos o el grado de extensión de las políticas sociales, de una manera u otra, debido a la concentración mundial del capital en grandes conglomerados transnacionales, terminan basando sus políticas macro de crecimiento en “atraer” inversión extranjera directa, debiendo asegurar la “confianza” del inversor mediante “óptimas” condiciones y garantías de beneficio económico. Modelos de “crecimiento y desarrollo” que, como vimos, no salen de las tendencias globales del capitalismo y terminan sosteniendo insostenibles modelos de consumo y despilfarro que generan muy con poco bienestar.

UN LLAMADO A LA DIVERSIDAD Y LA CREATIVIDAD

Hacemos un llamado a los diversos estudios arquitectónicos, de ingeniería, de ecología y reciclaje, cooperativas de trabajo y vivienda, que se animen a dialogar, aportar ideas y experiencias para participar en el desarrollo de este proyecto, pequeño en escala y gigante en concepción.

Un cordial abrazo,

Mauricio Stelkic

Técnico Electromecánico

Profesor de enseñanza media y superior – Diploma de Honor – U.B.A.

Capacitador docente y emprendedor cultural Argentina-Uruguay

Ex – asistente voluntario de guardaparques en Reserva Natural Isla Martín García

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